sábado, diciembre 05, 2009

«A falta de hombres buenos, hicieron á mi padre Alcalde.»

O también la versión más literata de: «¿Quién voz hizo Alcalde? Mengua de hombres buenos»… Este bien podría ser el grandielocuente eslogan del bueno del Obama. En lugar de su ‘Yes, we can’ o aquél de ‘Arriba y adelante’ o ‘Primero los pobres’, y etécera, como dice el pueblo.

Ay, y es que va ser que no puede haber hombres buenos… así de claro. Y en la medida en que algo sea bueno será porque no es hombre… será porque se resiste a ese patriotismo de la humanidad y hacerse UN HOMBRE con todas las consecuencias que ello conlleva: desde el soporte de la gran mentira de los progresos hasta la glorificación de los muertos en las tumbas heroicas de la patria y del estado.

No. Así no se puede… pero según el gran grueso de los nombres, intentan sobrevivr con ese Sistema para el que nacieron como tributos al sacrificio. «No rechiste, hombre, la democracia es buena, lo malo son los hombres. Aquí hay que tirar como se puede…» Y tirando todos –siempre en la misma dirección- ya se va haciendo de nuevo la mentira, fabricando otra vez y para todos, el milagro sorprendente de la democracia: que casi sin quererlo unos y otros, sin saber demasiado por qué sí y por qué no –más allá de los colorines del partiducho de turno-, gobiernan unos y votan otros.

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