viernes, octubre 15, 1999

Olvido vivo


El pez más viejo del río
de tanta sabiduría
como amontonó, vivía
brillantemente sombrío.
Y el agua le sonreía.

Tan sombrío llegó a estar
(nada del agua le divierte)
que después de meditar,
cogió el camino del mar,
es decir, el de la muerte.

Reíste tú junto al río,
niño solar. Y ese día
el pez más viejo del río
se quitó el aire sombrío.
Y el agua te sonreía.


(Miguel Hernández)


Si por lo menos filosofía fuera ir aprendiendo poco a poco de olvidarse de las cosas. Poquito a poco, olvidárseme como eran las mesas, los libros, las ideas... si por lo menos pudiera yo olvidarme de ver.

Mis ojos y manos como abejas liban las flores de las cosas... con avidez. Sí tan solo me olvidara de saber... ¡qué amenaza tan grande se abrirían en todas las yagas del alma! Un fuego limpio y tan nuevo nos bañaría entonces, cosas. ¡Sería yo uno entre vosotras!

Mirad, mirad... me estáis mirando, y sonreís.

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