miércoles, diciembre 10, 2008

Máquinas contra la realidad.

Se supone que habría que dar cuenta de lo que quieren 'hacer' estas palabras. El problema con los 'haceres' de las cosas es que siempre tienen que estar respaldados por la realidad. En este caso, más o menos, también lo está, por lo menos de una manera negativa: se podría decir que la justificación del próximo desplante de artefactos es contra la realidad.

Si estos artefactos están aquí, estas pequeñas maquinitas mentales es para que se haga uso de ellas, no para que ellas lo usen a uno -quien quiera que se crea que sea-, ello implica ciertas reglas implícitas que habría que mentar.

Primero, que cuando se hable aquí no se habla para 'hacer' más realidad. Si ello ocurre, como puede llegar a ocurrir según el descuido del que escribe, es producto de un error y merece ser criticado y denostado. Todo lo que aquí aparezca quiere servir para 'deshacerse' de la realidad con la que ya cargamos y no para propagar su hechizo ni su mentira.

Segundo, que la utilidad que se dé a las cosas que aquí aparezcan tiene su fin -como mera máquina que es- en destruir la realidad, después de ello... la propia máquina es absolutamente inútil y hay que deshacernos de ella, (porque corre el riesgo de que la propia máquina se nos convierta en parte de realidad -reemplazándola-, es decir, que lo artificial se nos haga natural).

Tercero, a manera de guía, la labor del desecho de lo real pasa por una destrucción de la fe que se tiene en la Realidad.

Cuarto, una técnica sin realidad que la respalde no es igual al resto de las máquinas, por tanto hay que decir que las maquinitas que aquí se entregan funcionan de distinta manera que como lo haría, por ejemplo, un motor de conbustión interna -que juega y funciona con las reglas de la física y las propiedades de sus materiales-. ¿Cómo funcionan? No es una pregunta que proceda... porque cualquier respuesta sería dar realidad al arma que pretendemos usar.

Esta falta de fundamento, evidente y clara para cualquiera, se entiende si comparamos que por otro lado, la Realidad carece de fundamento y sin embargo sigue 'haciendo' cosas, como por ejemplo, determinar lo sano de lo enfermo, lo bueno de lo malo, lo justo de lo injusto, etc.; y algo se tendrá que hacer contra ello. La función de estas máquinas es puramente política, ni científica, ni filosófica, ni reformadora.)

Ahora nos queda decir que entendemos por Realidad, sin que la cosa se nos vuelva muy abstracta. Quizá la definción más sencilla que se me ocurre (y que en última instancia puede funcionar como un pequeño salmo interrogativo al que acudir ante la duda) es: Realidad es lo que es, siendo que no puede no ser.

De esta definición tan general se podrían sacar varias modalidades, pero por ahora con ella nos debe bastar. Simplemente hay que apuntar, para recorrer el camino inverso: lo que mantiene la Realidad, se ve claramente, es la Fe. Porque una cosa sólo puede ser la que es, sin posibilidad de ser cualquier otra cosa, teniendo absoluta fe en ella -y las implicaciones filosóficas con las que se rodea la cosa y la realidad.

Por ello, ya se nos ve venir la cosa, aunque tampoco fuera muy de nuestro agrado, hablaremos de filosofía y los filósofos. Pero reiterando la advertencia: no los vamos a usar (como, dicho sea de paso, se les utiliza normalmente) para reformar la realidad, para cambiarla, para amuentarla, para hacerla más real, en suma, de lo que ya es; sino que los usaremos para demostrar sus mentiras, para que el propio rodar de sus palabras y las conexiónes que através de la historia han venido haciendo, se vean lo falsas que son todas sus premisas, lo imposibles de sus razonamientos y lo políticamente peligroso de sus sentencias.

Ya se verá que trataremos de la misma manera un texto filosófico, científico, literario, poético, etc. Los géneros forman una parte importante de la Realidad, sus falsas divisiones sus mentiras, sus taxonomías, especies, disciplinas, especialidades, etc. no son más que el desesperado intento de contener la mentira que haría imposible, por ejemplo, que la geometría y la antropología fueran productos de un mismo razonamiento claro, prístino y cristalino. Como ello no es así, la Realidad ha invalidado cualquier cruce de juegos lógicos entre los discursos... esto es, que nos ha prohíbido pensar poéticamente la química y filosofar sobre las matemáticas.

Hay que romper esa regla, la más simple e insostenible de todas, una vez rota esa, las demás le siguen una a otra con el simple rodar del más ingenuo razonamiento. Estas máquinas pretenden servir para ello.

Decir finalmente, que aunque estas son máquinas, no las usa nadie. Es decir, no están hechas para que las use usted, yo o el vecino de enfrente; las máquinas se usan solas y funcionan solas demostrando con el puro silogismo tratado de la Realidad su falsedad y su mentira. Usted, yo y el vecino de enfrente, al ser cosas de la Realidad, no podemos sino entorpecer el funcionamiento de estos artefactos, así que siéntese y mírelas actuar, demostrando lo falso de la Realidad -y de paso, ya lo vera usted, lo falso de usted y yo... (y del vecino de enfrente también).



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